Ella es ella
Conocí a una chica, ella tiene una peculiar forma de ser, es… de todo un poco, más de esto que de aquello. No es diferente, es diferente entre lo diferente.
Si ternura, su sarcasmo, sus enojos, su seriedad, su risa, su voz quebrada cuando está al borde del llanto, todo, todo en ella es peculiar, es… es único, es de ella, ella es ella.
Esta chica tiene los ojos pequeños más expresivos que jamás hayas visto, y una risa raspada que no va para nada con la delicadeza rústica de su cara. Se la pasa cantando todo el día y escucha de todo, aunque tiende más a las melodías alegres. Parece un pequeño conejo porque anda dando rumbos por todos lados, cuando se emociona agita sus pies como si marchara y no se moviera ni un centímetro, y sacude sus manos como si estuvieran mojadas y quisiera sacudirse el agua por completo. Cuando está apenada o tiene calor, sus mejillas se colorean de rojo y no lo puede disimular, eso la apena aún más y el color le sube aún más. Le encantan las flores pero jamás le regalaré una, porque se le rompe el corazón cuando comienzan a marchitarse.
Ella no puede estar en silencio por cinco minutos, ni por menos de cinco minutos, ella siempre habla y habla, siempre tiene lago que contar, algo que decir, por eso dice que algo de lo peor que le podría pasar es estar sola, quedarse sola, además, le gustan los abrazos.
Ella no ofrece respuestas, ella siempre da confusas explicaciones repletas de analogías, pienso que no conoce el “si” o el “no” a secas.
Ella no es ni frío, ni es calor ni es un punto intermedio, ella es frío y es calor y es un punto intermedio. Ella es… todo, es todo porque ella es como todo y también es como nada, porque ella es sencilla pero es terriblemente compleja. Ella es ella.
Agradecimientos a mi amiga Selene Rojas
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